Lo primero es pintar los tableros de negro (soy un genio) y dejarlos secar bien. Mientras se secan, se recorta en cartón (yo lo hice con una caja de cereales) la plantilla que van dar la forma a nuestra nebulosa. La idea es que tenga forma de nube irregular. A la hora de usar el aerógrafo, junté ambas tablas por que la idea es que la nebulosa pasara de uno a otro para que se pudieran juntar sin problemas. Llené el aerógrafo de pintura blanca y con la ayuda de la plantilla, fui dando forma a la nebulosa.
A partir de este punto, a base de colores rojos, rosas y morados fui dando distintas intensidades y matices. Como me daba igual mezclar pinturas (de hecho, era la idea), ni siquiera me paré a limpiar el depósito del aerógrafo así los colores se iban fusionando mejor. Al haber pintado el blanco por debajo, el color se hacía mas vivo en aquellas zonas por lo que no se perdía la esencia de la nebulosa.
Al utilizar bastante el aerógrafo, es posible que se quede una fina capa de pintura en polvo. Se quita con papel higiénico y listo. Bastante más fácil de lo que pensaba y además, me he llevado un par de truquillos de aerógrafo. Una vez seco, queda genial, aunque tendré que darle una capa de barniz para que no se estropee con el tiempo.
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